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Maniobras de escapismo

Entre tanto arsenal de azules llegó diciembre. Una batalla cerúlea con pequeños matices de otras gamas coloreados con los dedos. No hubo que lamentar más y cerré otra etapa. Ni tan mal, una burbuja de esas de oxígeno escogida entre un millón para perdonar la existencia un día más. Sigo en juego, aunque la sacudida me dejó tan cansada y despistada que un montón de dudas se abanican delante como posibles, casi todos competentes. Tengo miedo a decidir por miedo. Menuda tontería. Maniobras de escapismo. He recuperado cierta fortaleza en las piernas para soportar un par de asaltos más y, no sé. Pasan cosas bonitas y los amigos me sostienen. Soltar y saltar. Y volver a ser.

¿Qué nos queda?

Me siento como el corcho de una botella de vino que ha sido lanzado desde alta mar, como el que tiene algo que celebrar y no importan los restos. Y floto, y siento el glamour de los buenos tiempos y del brindis aun formando parte de mi corta historia, donde ya no toca volver. Y el azul me mece, la sal desprende los restos afrutados y el sol me recuerda la brevedad, la invisibilidad, el letargo. A veces roto la cara que apunta al cielo y en el fondo de ese azul inmenso, donde el aire no entra por mis poros, me encuentro con la rudeza de aquel muro infranqueable que como un telón negro te avisa de los finales. Ya no hay pánico, sé que es cuestión de poco tiempo recibir la sacudida. Esa que me cambie el rumbo hacia alguna parte, siempre lejos de aquella fiesta donde estaba de prestado. Pero sigo penando, derramando la sal por mis ojos como si estuviera realmente inundada por un mar de azules. Siguen las cicatrices en periodo de prueba y las heridas que se esparcen lentas oscureci

Blue

Y perdí el trabajo. Y soporté a mi padre. Y mi padre me perdió. Y perdí a M. Y perdí el tiempo. Y perdí mi lugar en el mundo. Y perdí oportunidades. Y perdí a mi abuela. Y estoy perdiendo el máster. Y con el máster, estoy perdiendo el gabinete y otros posibles. Y pierdo dinero, que no me queda. Y me estoy perdiendo. O ya estoy perdida.

"Antíduelo"

Y restamos. Se fue. Y cuando pase esta negación autoprotectora, lo mismo podré contar algo. Entre tanta resta, tanto duelo, he empezado a alargar la necesidad de quedarme durmiendo y soñando. Nada adaptativo, lo sé,  pero es un intento desesperado de maquillar la realidad y dejarla tan bonita como a mi abuela en esa caja de madera -que cierto es, estaba tan guapa que no parecía la misma que antes estaba en el hospital agonizando como la que quiere soltar su cuerda del esternón y volar y no la dejan-. Ayer, después de enterrarla, me dormí y soñé que se levantaba y ante el asombro de todos los demás repetía que no estaba muerta y que éramos unos exagerados. Hoy he soñado que M. estaba conmigo y me abrazaba y cuando le preguntaba que qué estaba pasando me decía que nunca lo habíamos dejado. En ambos sueños me dejaba engañar. No se estaba tan mal. De ambos sueños despiertas, claro. Curioso antídoto al duelo que, visto que no estoy lista para superar, me lo niega mientras no dependa d

Mono

Y estoy enfadada, se me acumulan los duelos, las cosas pendientes, las cosas que se van porque no esperan, la vida a todo coño. Sigo flipando con la capacidad de las personas de dejar de estar y punto, de pirarse y rehacer sus vidas y nada, soy una intensa y una exagerada. Y estoy triste, porque no paro de acumular pérdidas, de sentir que no quiero dar pena pero termino dándola, de sentir que no quiero darme pena y acabar riéndome de mi cara de gilipollas. Y estoy hasta el coño, porque sigo queriendo, mirando y a veces hasta llorando. Pero pocas veces tengo, o puedo, y encima me apuntas con el dedo. Y estoy...que si me muerdo la lengua, me enveneno. Odio echarte de menos.

Cara morada

Y llega octubre y con él vuelve se alejan las noches dando vueltas buscando el lado fresquito de la almohada y de las sábanas. Y entonces llega el tiempo del pijamita largo y de taparse, de Sombra calentando mis pies, o mis brazos, o no sé, la piel. Eso de que Dios aprieta pero no ahoga se está pirando de madre. Estoy morada y al mismo tiempo las burbujas de oxígeno parecen exageradamente buscadas a dedo para autoconvencerme de "otro poquito más". No entiendo a qué juega la vida, pero cuando salga de ella espero hacerlo subiendo esas escaleras como Jim Carrey en el Show de Truman y como los prisioneros saliendo de la cueva que tanto le gustaba a Platón. Sigo flotando suspendida de una mierdecilla de lazo agarrado al esternón. Sigo en proceso de dejar(me) ir. He dejado de buscar. ¿El qué? Pues ya me contarás, que yo no lo tengo muy claro.

Buh

Y con septiembre, llegaron las tormentas. El cielo parece estar bastante cabreado y ruge tanto que Thor está desquiciado. Parece estar tan por la labor, que se ha derramado arrastrando a su paso todo lo que, a ras de suelo, no tenía firme suficiente. Y con septiembre, llegaron las tormentas.

Flotar.

Llega septiembre, y como con cada inicio de mes, otra monedita para el pinball y otra oportunidad de sumar puntos de aguante con la bola golpeando por todas partes en un intento desesperado de dejarse ser por la inercia y reposar, fuera de juego, en Game Over. Parece que todo estaba recolocándose, pero no me estoy entendiendo muy bien, las cosas como son.  La cabeza me funciona como un globo de helio atado al esternón, para hacer el paripé y que parezca que algo hay y que, de paso, no salga flotando. Me siento cansada, no creo que exista palabra que pueda explicarlo mejor. Cansada de estar cansada.  También estoy decepcionada, triste, enfadada... Y como el globo de helio, algo tendré, pero no lo veo. Lo mismo debería soltar la cuerda y comprobar al menos el peso de lo que queda. Salgo, entro, me muevo, me río, toco y abrazo. Me he fugado un par de veces lejos, una a la playa y otra a la montaña. Me he puesto de frente a esos espacios libres de humanos que tanto bien hacen, y sí

¿Qué tal?

Qué complicado esto de estar cuando no estás, y si no estás, no sabes cómo. Qué complicado esto de contestar cuando te preguntan "¿qué tal?", cuando tienes un fondo que sabes perfectamente cómo está pero eres capaz de vislumbrar matices, grados, tonos de azul oscuro casi negro donde a veces encuentras apaciguamiento y un poco de bienestar, anestesia local. Qué duro cuando te quedas con el fondo, en el fondo, y sientes que te revuelcas en algo tan pesado, pastoso y tóxico como el alquitrán. Y entonces lo haces, desapareces y vuelas lejos aprovechando la migración de unos pájaros silvestres para la evasión . Y allí duele menos, lejos, donde todos se ven pequeños y el contacto emocional se vuelve superficial y controlado, todo en orden. Un poco de silencio, de perspectiva, de distancia con el mundo de las personas. Sentido de pertenencia, como Dies Irae  de Liszt, donde las subidas y bajadas dan cuerpo a una velocidad cambiante que te lleva desde las miserias que te consumen

Aquí, de dramaqueen

Entonces un día te levantas cuando la mañana invade las paredes de tu cuarto y buscas a tientas y perezosa el móvil por la cama. Lo desbloqueas y te encuentras que ella ya no está, que es lunes y no hay un buenos días esperando. Así es como sabes que lo de ayer pasó y pasó de verdad, que no era un sueño ni algo de lo que te arrepientes a los dos minutos. Que nos fuimos y ya no estamos. Sabes entonces que Nosotras ha muerto y sales de la cama con el estómago queriendo salir de tu cuerpo y con un dolor en el pecho que te hace pensar que llevas el luto en las arritmias. Y ojalá un blackout en tu cabeza y así poder dejar de necesitar, de imaginar, de penar. Pero no. Se abren las compuertas de tus ojos y empieza a funcionar el mecanismo regulador emocional, ese mecanismo compensatorio que intenta liberarte de las rutinas-que ya no están, por cierto-. No entiendes que penas por algo que ya no erais ni alguien que ya no estaba, sino por algo que fue Casa, la mejor, y alguien que fue parte

El frío

No me esperaba que quien provocó todos los incendios sería quien .. también los apagó. Si hubiera sabido que la espera era el fin .. te habría seguido y, en el glaciar, me habría helado por ti. Pero esta mañana, cuando la nieve llegó cubriendo la almohada, no imaginé que era más profundo que .. la escarcha sobre tu piel. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ciclón, lo ha destrozado todo. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Se han entumecido mis dedos y yo .. no puedo tocarte, no puedo impedir .. que vayas solo, mi amor. Tú no tienes miedo, estatua glacial. Te has hecho de hielo .. y, aunque guarde de cada lágrima la sal, no te derretirás. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ciclón, lo ha destrozado todo. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ci

Jaque mate

Y los días pasan, como pasan las cosas que no tienen mucho sentido. Van sumando y voy sudando excesos, prisas, reproches, alguna que otra de agua-sal, risas furtivas como echar una cana al aire y una anhedonia que empieza a calarme los huesos como esa lluvia fina a la que no sé cuánto tiempo llevo expuesta.  En este estado de stand-by empiezan a dolerme las articulaciones, las medias sonrisas, los puntos suspensivos y las ausencias. Las ausencias lo que más. Me siento cansada, como el que corre en una bicicleta estática que apunta a una pared tosca con la que por más que aceleres no reventarás los sesos. Y en ese proceso de pedaleo, se invierte la dirección, se vuelve un extraño sentir regresivo al momento en el que me empecé a perder, o empezamos a perdernos. Ese momento que dé sentido al no encontrar las palabras justas para despedirme en una postal en un piso en Tres Cantos, cuando palabras es lo que siempre me han sobrado y para ella las tenía todas. Ese momento justo que pase f

Dejarse caer

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Llevaba tanto sin llorar por mí misma que había olvidado lo que me cuesta y lo que me cansa. El síndrome de abstinencia, la pena, la ansiedad y los pensamientos que acompañan han empezado a taladrarme poco a poco. Sé que es sólo el comienzo. Es lo bueno de la experiencia, que más o menos sabes cómo funcionan estas cosas. A la contra, también me afloran las distorsiones cognitiva provocadas por una mala estructuración de los mensajes que me mando, capitaneados por el "SIEMPRE" y por el "NUNCA". Los odio, al igual que en este momento odio a toda persona que se me intente arrimar emocionalmente más de la cuenta, porque no, porque "siempre" es igual. Sé que no me voy a morir, lo mismo hasta pierdo un par de kilitos con la tontería. Todo esto lo sé, pero duele porque soy una ingenua, porque creí que sería diferente, porque creí que me merezco otra cosa y que ella sería la persona. Y lo mismo no creí del todo mal, lo mismo no es que nos merezcamos otra cosa

Treintaiuno

Las sillas de madera de los viejos autobuses, apoyando la cabeza en el cristal y susurrando una constante "A" que vibraba y me distraía durante el trayecto. Colocar los pies en la pared, hacia arriba, imaginando que era capaz de caminar por el techo de gotelé y ver el mundo al revés. Apoyar la cabeza en el regazo de mi madre cuando al salir del cole me cogía en brazos y "escucharla por dentro" mientras charlaba con otras madres. Colocarme el babi como una capa los viernes al salir de clase e ir acelerando por el camino para que cogiera soltura. Hablar con mi hermana a través de la boca de mi madre, creer que recordaba nuestras conversaciones el primer día que la vi.  El olor a tabaco en la ropa de mi padre cuando me llevaba dormida en brazos a casa. Los bocadillos de nocilla a media tarde, viendo "Sailor Moon" o "Dragones y mazmorras", o cualquier serie que dieran en "La Banda del Sur" a esas horas. Aquel campamento en un pueblo

Era el momento

¿ Qué persona te hubiera gustado conocer en otro momento de tu vida ? Bien. Esta pregunta, formulada de otra manera, es uno de los pensamientos más populares y distorsionantes de realidad que he tenido en, precisamente, muchos momentos de mi vida. Y cuando digo muchos momentos, me refiero a momentos que pertenecían a cada una de las personas a las que le he otorgado ese pseudoprotagonismo. Supongo que es un buen mecanismo de defensa pensar que las cosas podrían ser diferentes porque el momento sea diferente. Creer que alguien pueda ser para siempre de no haber sido porque e l momento no era el correcto: la persona adecuada en el momento equivocado. Podría tener sentido, y lo mismo puede ir de la mano de parte de mi teoría del 100, donde tal vez un pedazo de 100 para ti, pasa por delante de tus narices y eres incapaz de responder porque eres un cacho mierda de 50 en ese momento. Recordemos que en mi teoría, siendo un 50, como mucho ibas a dejar acceso free a un 70...70 que se

El caso es cumplir

Va a costar. Diría que escribir el día después de una fuga de realidad no está muy recomendado y que los tintes deprimentes que se puedan percibir tienen el origen en este estado post-festivalero. Pero no, el "durante" también tuvo sus cositas y sus noches de no dormir mucho dialogando con la almohada. Ay, la almohada, my best friend forever. A estas alturas de la película ya debería tener hecho el cuerpo a los cambios de actitud. Pero estoy de revisión. He cambiado de táctica demasiadas veces en el último año para que las cosas volvieran a su sitio, y hace un par de noches me pregunté hasta qué punto "su sitio", el que existe(ía) en mi cabeza es su verdadero lugar. También di por hecho que la pelota no tendría que estar en mi tejado porque no tenía problemita en este asunto de pares, pero va a ser que el problemita es de dos, y que la pelota también es mía. ¿Y lo que yo quiero?¿Y lo que yo necesito? No se trata de "yoes", ni de abandonar a la primera d

Y puntos suspensivos

Y los días se cruzan. Llevaba una semana en amarillito en mi libreta (feliz) e incluso tuve un momento muy mindfulness tirada en el césped de aquel parque hace un par de días. No estaba prestando atención a los que tenía alrededor, pero los escuchaba reírse de anécdotas o cosas de Telecirco que no me interesaban mucho. Cada vez había menos luz y había podido ver el atardecer muy panchamente. Soy así de fácil.  Noelia 1 - Hormonas dementoras 0. Ayer iba por el mismo camino. Las hormonas me dieron la mañana, pero copón, bastante bien se han estado portando con el tiempo que llevamos de pseudoprimavera. Salí a la calle una media horita para despejar mi baja productividad y un pájaro decidió cagarse en mi camiseta y en mi brazo (no sé cómo llegó a ambos sitios de un tiro). No pasa nothing: me río, subo una foto al Insta y la camiseta para lavar. NO-PASA-NOTHING. Pero para hacer la gracia, diré que era un aviso del cielo para decirme gráficamente que no me flipe. Por la tarde tod

En función de.

Hace unos años empecé una entrada que finalmente nunca vio la luz. No sabía cómo terminarla y no sabía cómo de oportuno sería publicarla en aquel momento. Y a decir verdad, aunque me muriese de ganas, nunca terminé de ver el momento. No voy a usar ninguna palabra de las de entonces, porque estaría escribiendo desde un ayer lejano del que queda poco. Lo vuelvo a intentar. Un día aparecen dos líneas sobre el papel que se cruzan en medio de un todo en blanco. Una es "X" y otra es "Y". Dos incógnitas que a pesar de ser contiguas estudian en turnos opuestos y así es como un día cualquiera, X se retuerce desde el centro para dejar caer la mirada en los vértices hippies de Y. Y, por supuesto, pasa ajena totalmente a ese (0,0) y le suceden, durante unos instantes, un (0,1), (0,3), (0,5)...y X abandona la zona franca y prosigue su camino trazando una curiosidad creciente ante la primera letra por la que mengua sus comas.  Cuentan que ambas incógnitas estaban resueltas

Operación ¿Wakaké?

Me encanta la ropa de invierno. Me encantan los calcetines gordos, los pijamas de pelillo, las batas Alcántara, los jerséis y las bufandas, los guantes y las mil capas en la cama para dormir. Me encantan las chimeneas, las estufas, las mantitas, los abrazos. Bueno, los abrazos depende.  Estoy resfri, y por tanto estoy blanda, sensible y vulnerable. También me quejo un poquito. En fin, que no se me debe tener muy en cuenta.  Parecía que el frío se había ido a la puta pero va a ser que no, ha vuelto y con él las cien capas de ropa (y el resfri). No puedo decir que no me guste pero ya estaba disfrutando de un poquito de sol. Este invierno se ha hecho notar como los yogures de José Coronado: por dentro y por fuera.  Joder, yo antes no era así. Antes odiaba los pijamas para Reyes, los calcetines o ir como una cebolla. Antes era barriguilla al aire y de topless en la playa (no se me fueran a quedar marcas). A día de hoy...¿moreno? ¡Mi animal mitológico favorito! Bueno, tal vez es po

El día que pisé una oruga

Superábamos los 30º, aunque mientras atravesaba la recepción de la resi con mi pijama rosa no era realmente consciente de la temperatura del exterior, salvando algunas pistas que me indicaban que se aproximaba la primavera: el exceso de luz natural que entraba por la puerta de cristal y los ventanales, el Ventolín preparado en un bolsillo y un grupo de enormes y peludas orugas que se estaban colando por debajo de la puerta. No me gusta la primavera, no me gustan las orugas, no me gusta matar bichos -ni tan siquiera los que me caen mal-. Pero ahí estaba yo: feliz, confiada, sobrada y dispuesta a expulsar a esas malditas orugas de allí como si aquello para mí fuera casa. Y lo hice. Pisé al menos a una docena de orugas y a base de pataditas con mis zuecos azules eché los cadáveres al patio. Recuerdo el orugacidio perfectamente, después de aquel día sucedieron tantas cosas y sucesivas en torno a mi salud que señalé el día como un golpe de humildad kármica que me recordó por dónde piso y

Morfogénesis emocional

Qué difícil es escribir sin usar palabras expertas en escapismo, de esas que te plantan en Eris y donde nacen puentes, conexiones, tuppers semipermeables y explosiones que te llevan de un lado a otro y nadie se entera de mucho más en Tierra firme. Qué difícil querer o tener ganas y no saber cómo (escribir, pescar,...inserte acción o uso). Dicho esto y expuesta la dificultad, me comprometo a cierta implicación emocional en lo que escriba. Parece que estoy suscrita a esto donde la gente odia sin piedad a la primavera en todo su esplendor. Bien, hay cosas que no cambian: mi cara empieza a mutar, pierdo ojos, gano en astenia, cansancio, aplome...vaya, que mi fealdad aflora cual jaramago. A la contra, he de decir que llevaba tanto esperando ver salir el sol y que me calentara por dentro que hasta me pone levemente cachonda. No nos escandalicemos. En primavera, la sangre altera. No voy a ser menos. Necesito sudar un poco, así, tal cual. Sudar un largo invierno, procurar un deshielo al má

Abril. Cerral.

Holi, caracoli. Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma -ya lo cantaba Melendi-, y como no soy de hacer mucho caso a lo que dicen -y menos si lo canta Melendi-, me tomo el dicho como quiero. Lleva lloviendo tanto que los días de sol se han convertido en "animal mitológico favorito". La primera semana de agua se agradeció. La segunda nos seguía haciendo gracia. La tercera semana, una ya empezaba a preguntarse qué coño estaba pasando y pensando a la vez si al final sería necesario construir un arca o irnos todos arca (ar carajo). Las semanas que han venido después, quitando la Semana Santa que misteriosamente este año se ha salvado, no han sido muy diferentes. Pero nada, que no nos hemos ido arca  ni na' de na'. Vaya, que la tormenta no termina de pasar, pero que no me importa, las cosas como son. O bueno, un poco sí. He pasado de una extraña quietud a un extraño equilibrio que no sé cómo explicar. Podrían ser estados que entre sí están conecta

Canción de Bruma

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Como ya habéis visto, navego continuamente en una sensación de multidimensionalidad. Es irónico. No contento con albergar varias personalidades en mi vida presente, me he aventurado a "recordar" las otras personas que he sido, o que he imaginado ser, en otros siglos. La metamultiplicidad. Las muñecas rusas se quedan cortas. En otro orden de cosas, y puestos a que me sigáis perdiendo el respeto, desde los cinco años he tenido otro sueño recurrente donde me he visto en el futuro de anciano. En el sueño clarividente, mi percepción cognitiva anda muy maltrecha. En definitiva, estoy completamente alelado o acaso volviendo a una segunda infancia, esta vez regresiva, probablemente víctima de una enfermedad mental. En el sueño me encuentro dentro de una caseta de madera muy pequeña tejiendo una red metálica. Debo de tener unos setenta años. La pequeña cabaña está situada en medio de un paraje absolutamente yermo, sin apenas agua y donde los colores amarillentos predominan. En ese

Stand-by

Como cuando estás un espiral y vas girando. Giras, giras, giras,...y a cada vuelta estás más lejos del principio y más cerca de...¿de qué? Lanzar una pelota a otro tejado desde la calle. Esperar respuesta. Pasar el tiempo y mirar el número del portal para darte cuenta de que la pelota, siempre había estado en tu tejado. Ser un ser hermético que lucha contra su naturaleza en un intento desesperado por hacerse ver. Y te diseccionas el pecho, hablas de miedo, de futuro, de querer...de no recibir. Y por recibir, te quedas con la herida curando al fresco. No saber qué momento es el oportuno para tomar decisiones por dos. No saber si no la puedes tomar por ti misma. El límite desdibujado entre el autoengaño y el aferrarse con demasiado esmero. Saber que la vida es demasiado corta para esperar, y sin embargo, estar en un mismo punto haciendo señales con luces de neón a un presente incómodo, de cara a un futuro incierto. El querer no siempre es poder. Y el poder, no siempre es querer.

A.C.T.

Los humanos. Malditos humanos. Si no fuera porque peco de ser otra y tener un cerebro sensible a las adicciones, sería una Dexter sin punto de corte.  Sigo sin reaccionar como creo que "debería". Nada, ni brote de ira ni lloriquera ni nada. Estoy medio triste y medio de luto con mis corazoncitos negros del Whatsapp. Ese muro de contención está ahí y aguanta como un campeón. Además, que ya está bien. Llevaba una maldita semana preparándome para luchar y defenderme y cuando llega el día me cosen los pies al suelo, como si no pintara nada y como si todo este año hubiera quedado en eso, en nada. Por supuesto, después de eso, mis pesadillas y mis noches de sueños turbios encima se han fortificado: ahora tiene sentido soñar con la frustración y la desprotección. He dormido poco y mal, pero llevo ya tanto así que mira, que paso.  Emociones disfuncionales, porque no me sirven de nada... No me sirve sentirme como medio traicionada por parte de mi madre si luego yo misma me doy

keep calm

Estoy en obras. No sé qué decir, tengo una mezcla de agotamiento, desarraigo, enfado, frustración, rabia, pena....tanta pena, que arrastraría los pies como cuando hace unos años la gripe me quería solo para ella. Tengo en espera una reacción que no me he permitido o que se me ha atascado, el caso es que ni sé qué contar ni cómo hacerlo. Tampoco estoy tan mal, que conste. No hay drama. El caso es que tengo un lío que tengo a los gemelos en mi cabeza bipolares perdidos. Bueno, lo hacemos y ya vemos.

Resilio

Resiliencia . Capacidad que tenemos las personas para superar, sin más, sin coletillas. Capacidad humana de superación, de adaptación. Me importa una mierda lo que sea para otros seres pensantes, para mí, la resiliencia es una obligación de mayor o menor arraigo, pero una obligación. Bien, supongamos Situación A estresando considerablemente las bases de Sujeto A . Nuestro sujeto siempre va a tener dos opciones principales que de algo nos van a sonar a todos: lucha o huida.  La lucha supone una oposición, un enfrentamiento, llegar a sobreponerse, un a pesar de , una resignación. Termina siendo conocida como superación , pero nada más lejos de la realidad. Al respecto solo se puede añadir que todo es superable en la vida, hasta la muerte de un hijo (como nos dijo una profesora en clase hace ya unos años). Ahora, todo con sus tiempos, sus mecanismos de defensa, sus trucos, desarraigos, consumo propio y ajeno. Digamos que Sujeto A , en un principio, aunque quisiera marcar la casi

Felicidades, papá.

Y qué raro se hace. Ya son 2 años sin tener que dar los 2 besos de cortesía. Como dice Xoel López, que la vida te dé todo lo que merezcas  . Me voy, que ya me he visto.

Tabula rasa

Somos seres extraños. Como los días raros. Como la vida que cuenta un buen libro de tapas duras. Como Je te laisserai des mots, de Patrick Watson . Como los paseos en solitario un viernes en invierno, con la nariz helada y la música adornando la vida de los demás. Como El Principito y sus más de 40 atardeceres en un sólo día. Como los cafés de 40 minutos y los descubrimientos. Como entender a la perfección el nudo en la garganta de esa chica en consulta que no sabe explicar qué le pasa, pero no decírselo, porque tiene que crecer en el proceso y encontrar "su propio sentido". Como la vida misma. Somos seres extraordinarios. Seres únicos. Y en el mejor de los casos, raros. Hoy hace 3 años de la muerte de mi abuelo. No, no lo digo con el drama ese con el que a veces se habla del muerteversario de un ser querido. Lo digo como la que recuerda la contención, la fluctuación, el frío tan parecido al que tenemos hoy. Como la que recuerda que quedan muchas más monedas que al girar d

Percibir. Atender. Aceptar

Últimamente siento una necesidad imperiosa de. No lo sé. Escribir, hablar, contar, escuchar, conocer, tocar, entender, romper, construir, inventar, pintar, nadar, sentir, aprender, vivir. Soy una puñetera luciérnaga que se está apagando y me niego a dejar de dar luz, con lo bonita que me queda. Carencias, excesos. No lo sé. Mindfulness, relajantes musculares y ya vamos improvisando el vuelo, rumbo a la compra de una bombilla de repuesto. El hilo conductor atado al dedo gordo del pie ya es historia. Me he incorporado un poco y mientras todo se recoloca no paro de repetirme que el hormiguillo de mis pies solo puede regalarme momentos y personas. Qué raro todo esto de latir.

Por dentro y por fuera

Echar un polvo, correrse, follar, tenerse ganas, tensión, mojarse, empalmarse (para quien pueda), tocarse. No vengo a hablar de nada de eso, pero sí un poco de todo. Tocarse, háptica, contacto,  un cuerpo a cuerpo, lucha de poder a veces, otras un acto narcisista por ser el que mejor da y otras un acto egoísta por ser el que mejor recibe. En los buenos polvos, todo junto. Cuando tú tocas algo, ese algo te toca a ti. Y qué verdad tan grande, Y qué humano todo. Háptica, repito. La mejor palabrota que apela a la piel con piel. Y estamos recubiertos de piel.   Según la Wiki, l a  piel  es el mayor sistema del  cuerpo  humano​ o animal. En el ser humano ocupa aproximadamente 2 m², y su espesor varía entre los 0,5 mm (en los párpados) y los 4 mm (en el talón). Su peso aproximado es de 5 kg.  Joder, tanta piel y tan poco caso, caso consciente.  Nuestra cobertura, nuestro escaparate, el saco que protege y esconde el resto de chismes. Somos piel con cosas. Somos infinidad de terminaciones n

Lo que de verdad importa

Hace un par de días, durante una sesión de terapia, mi compañera sacó una tableta de chocolate negro. Jamás me ha gustado el chocolate negro (pero con algo dulce me entra de escándalo, nada que ver con mi aversión al queso). Partió tres onzas: una para la cliente, una para ella y otra para mí. ¿Chocolate en intervención? Pues sí, nos disponíamos a realizar un pequeño ejercicio de mindfulness con un ingrediente altamente recomendado para poner el motor dopaminérgico y el circuito de la recompensa de nuestra cocotera a punto.  Bien, antes de continuar, debo decir que mi sueño se ha vuelto un poco inestable desde el último incidente-barra-avistamiento por parte de mi amiga L. de esa persona que más que una asignatura pendiente es una asignatura suspensa, una mancha en mi expediente, una burla delante del espejo (porque encima nos tenemos que parecer, fite tú), un tocamiento de coño a dos manos, una puta mierda, vaya. El caso es que yo, estando despierta, acepté todo sin signos aparente

Borrador: Agosto 2010

Los días emos asolaron el territorio neural de mi cabeza. Bloqueo sustancial de la positividad, cansancio, falta motivacional, emociones contradictorias..todo apuntaba finalmente a que o había perdido el norte, o a que necesitaba hacer algo diferente (a pesar de mi falta de ganas). Y esque los estados así son de lo peorcito, porque dirigen tu rumbo en dirección completamente contraria a lo que verdaderamente necesitas. Un estado emo se potencia con conductas emos : canciones tristes, pensamientos catastróficos-autodestructivos-depresivos, sentimiento de soledad potenciado por ganas de estar solo por no apetecerte nada. En fin, si nos paramos a pensar friamente, aunque todos tengamos nuestros dias flojos y durante las 24 horas del dia no se pueda estar feliz, el ser humano se ciega tanto en la tristeza que siente que sin querer se encapsula entre conductas que solo la fomentan cuando el tiempo transcurrido en esa cápsula es superior a 24 horas. He pasado unos días un poquito así, las

La fuerza mayor

Ey, holi. Cosas de la vida llevo unos días curioseando y hurgando en el pasado de este blog, el cual se encuentra a las puertas de cumplir una década. Mentiría si dijese que no he sentido de todo perdiéndome en algunas entradas y que no se me ha escapado alguna que otra sonrisa recordando cosas que, sin estar escritas como tal, para mí están más que presentes. Lo que es indiscutible es que lo que más he hecho ha sido reírme a carcajada limpia, de esas que te ponen coloraítas las orejas y la cara y todo y no por nada "sepsual" xD. Nueve años, para ser exactos, de idas de pinza, declaraciones de intenciones, descripciones muy puke rainbows y un montón de veces que repito el verbo "aprender". Me encanta, me encanta haberlo repetido tanto y tantas veces irme metiendo carajazos cada vez más estilosos contra ese supuesto aprendizaje. De verdad que leerme y ser capaz de reírme de aquellos tan lejanos dramas me hace relativizar el presente. Es genial saber que cuando lle

Cerrando círculos

"Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Sí insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.  ¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en rebobinar el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.  No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué.  Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo,