1. Cuarenta grados a la sombra
Una gota de sudor cosquillea cuesta abajo por su espalda, coge carrerilla y pierde fuerza a la altura de la cintura. El 27 de julio broncea su cuerpo desparramado en una toalla mal estirada. La barbilla descansa sobre una de sus manos y sus ojos miopes parecen estar perdidos en cada grano de arena que peina con los dedos. El Nokia vibra a unos centímetros de la cara, sacándola del trance. Se sacude torpemente la arena y agarra el teléfono esbozando una pequeña sonrisa. Sabe que es ella. Es ella. Termina de leer el mensaje y se gira cara al sol. Coge aire y se incorpora, dejándose apoyar en las palmas de las manos. El mar se mezcla tan despacio con tierra firme que apenas podría ser escuchado si no fuera por la escasez de público. Mira a su izquierda y ve como el único turista a lo largo de toda la playa se levanta y camina con las gafas de sol en el pelo como prenda exclusiva sobre su cuerpo. Empuja la toalla lo suficiente para hundir los pies en la arena. Intenta ponerle edad y u...