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Mostrando entradas de julio, 2018

Aquí, de dramaqueen

Entonces un día te levantas cuando la mañana invade las paredes de tu cuarto y buscas a tientas y perezosa el móvil por la cama. Lo desbloqueas y te encuentras que ella ya no está, que es lunes y no hay un buenos días esperando. Así es como sabes que lo de ayer pasó y pasó de verdad, que no era un sueño ni algo de lo que te arrepientes a los dos minutos. Que nos fuimos y ya no estamos. Sabes entonces que Nosotras ha muerto y sales de la cama con el estómago queriendo salir de tu cuerpo y con un dolor en el pecho que te hace pensar que llevas el luto en las arritmias. Y ojalá un blackout en tu cabeza y así poder dejar de necesitar, de imaginar, de penar. Pero no. Se abren las compuertas de tus ojos y empieza a funcionar el mecanismo regulador emocional, ese mecanismo compensatorio que intenta liberarte de las rutinas-que ya no están, por cierto-. No entiendes que penas por algo que ya no erais ni alguien que ya no estaba, sino por algo que fue Casa, la mejor, y alguien que fue parte

El frío

No me esperaba que quien provocó todos los incendios sería quien .. también los apagó. Si hubiera sabido que la espera era el fin .. te habría seguido y, en el glaciar, me habría helado por ti. Pero esta mañana, cuando la nieve llegó cubriendo la almohada, no imaginé que era más profundo que .. la escarcha sobre tu piel. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ciclón, lo ha destrozado todo. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Se han entumecido mis dedos y yo .. no puedo tocarte, no puedo impedir .. que vayas solo, mi amor. Tú no tienes miedo, estatua glacial. Te has hecho de hielo .. y, aunque guarde de cada lágrima la sal, no te derretirás. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ciclón, lo ha destrozado todo. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Y, ahora, ya no hay lugar al que volver .. al que querer regresar. Cómo has dejado pasar el frío dentro de ti .. Ha provocado un ci

Jaque mate

Y los días pasan, como pasan las cosas que no tienen mucho sentido. Van sumando y voy sudando excesos, prisas, reproches, alguna que otra de agua-sal, risas furtivas como echar una cana al aire y una anhedonia que empieza a calarme los huesos como esa lluvia fina a la que no sé cuánto tiempo llevo expuesta.  En este estado de stand-by empiezan a dolerme las articulaciones, las medias sonrisas, los puntos suspensivos y las ausencias. Las ausencias lo que más. Me siento cansada, como el que corre en una bicicleta estática que apunta a una pared tosca con la que por más que aceleres no reventarás los sesos. Y en ese proceso de pedaleo, se invierte la dirección, se vuelve un extraño sentir regresivo al momento en el que me empecé a perder, o empezamos a perdernos. Ese momento que dé sentido al no encontrar las palabras justas para despedirme en una postal en un piso en Tres Cantos, cuando palabras es lo que siempre me han sobrado y para ella las tenía todas. Ese momento justo que pase f