Aquí, de dramaqueen
Entonces un día te levantas cuando la mañana invade las paredes de tu cuarto y buscas a tientas y perezosa el móvil por la cama. Lo desbloqueas y te encuentras que ella ya no está, que es lunes y no hay un buenos días esperando. Así es como sabes que lo de ayer pasó y pasó de verdad, que no era un sueño ni algo de lo que te arrepientes a los dos minutos. Que nos fuimos y ya no estamos. Sabes entonces que Nosotras ha muerto y sales de la cama con el estómago queriendo salir de tu cuerpo y con un dolor en el pecho que te hace pensar que llevas el luto en las arritmias. Y ojalá un blackout en tu cabeza y así poder dejar de necesitar, de imaginar, de penar. Pero no. Se abren las compuertas de tus ojos y empieza a funcionar el mecanismo regulador emocional, ese mecanismo compensatorio que intenta liberarte de las rutinas-que ya no están, por cierto-. No entiendes que penas por algo que ya no erais ni alguien que ya no estaba, sino por algo que fue Casa, la mejor, y alguien que fue parte ...