Plan B. Hermes
Las maletas, los preparativos, los andenes. Los viajes le ponen nerviosa. No sabe si es la planificación o pura asociación circunstancial. Demasiadas despedidas en los andenes. Malditas estaciones y malditos andenes. Putas despedidas. Han sido tantas veces las maletas emocionales que han terminado derramando la sal en un abrazo que se le activan solos los mecanismos de defensa y las emisiones sintomáticas ansiosas. Esta vez el nudo que tiene en el estómago es un tanto shibari. Habrá un andén y un par de despedidas, pero le pone mucho y fuerte la idea de doblar el mapa aunque pocos la entiendan. Un mapa. Le encantan los mapas. Después de llorar a todas las N. que ya no son y subirse al mismo tren que abandonará antes de llegar a San Fernando, le sobreviene la necesidad de hacerse con un mapa cuando pise tierra firme. Una despedida. Una parada. Dos despedidas. Otra parada. Una Carmen salvaje apareció a sus espaldas y se la llevó del brazo hasta un taxi, despi...