Inflexión y deconstrucción
Llegado al ecuador del último mes del año no sé cómo sentirme. Me consuela (en verdad, no) que muchas personas se sientan igual o peor con este segundo año de mierda consecutivo a nivel mundial. 2021 queda guardado en mi cronograma vital del mismo color que 2018, 2014, 2011, 2006. Esos años que parecen pozos por donde te asomas y algo te empuja (Spoiler: LA VIDA) y vas cayendo a una oscuridad indeterminada que pronto te deja a ciegas mientras notas la humedad en los huesos, la temperatura bajando y el miedo de no saber cuánto más lejos se encuentra el fondo, que parece que llega, pero no. La primera vez que tuve un año pozo convertido en inflexivo tenía tanto miedo que hice malabarismos para sostenerme por las paredes antes incluso de que la oscuridad total se hiciera evidente. Poco a poco, sumando años, cuando el fenómeno crisis existencial ha tocado mi puerta, he ido dejándome caer cada vez más como el que se deja morir un poco para ver qué pasa. Aunque llamarlo "dejarme caer...