Reminiscencia de abril Vol.1: "Cementerio de elefantes"

Paredes desnudas, suelos revestidos de los sobrantes de los muebles, cajas al retortero bien etiquetadas.
Vaciar el armario ha sido un tanto revelador. Ropa acumulada desde que prácticamente dejé de crecer (vamos, ropa desde mis 13-14 años mozos). Nunca he sido de tener mucha ropa, lo mismo por ese motivo podría contar una historia por cada prenda que sacara al azar (cosa que no voy a ponerme a hacer).

Me he obligado a amar a mi nuevo cuarto desde el primer minuto dentro. Me he inventado una pasión con el pequeño vestidor al que he bautizado como "el escondite" para mantener la magia. Incluso he trasladado a mi familia gatuna a los pies de la cama para que el contenido emocional se multiplique por cuatro.

Otra cosa no, pero convencerme se me da genial: estoy enamorada de mi nuevo cuarto y de mi escondite, de sus paredes blancas y del suelo de cerámica. Estoy convencida de ello.
La ruptura ha sido complicada. El amor por convencimiento, en cambio, es más simple y rudimentario que sacar lo que ya tienes dentro. Soy una melancólica y echaré de menos los atardeceres, las golondrinas y más que a nada, a los recuerdos.
Mi pecera-iglú-asador de pollos y su recuerdo quedan oficialmente instalados en ese apartado donde se dejan caer las cosas y personas que ya no están. Ahí, en el gran cementerio de elefantes se quedará a vivir.

Tanta melancolía ya va quedando un tanto fea, y además de poco productiva es agotadora. Desde hoy cambio echar de menos por echar de más.
No más, el cementerio está "overbooking".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hazte pajas positivas

Libreta. 4 de junio de 2023.

Querida Yo