Palabra de Dios

De ésto que pasa noviembre, diciembre, cambias de año y terminando la primera semana de enero te encuentras delante de un recuadro en blanco, con un puntero y su hipnótico y a la vez intimidante parpadeo que te recuerda que no, que aún no has escrito una maldita frase, ni una insignificante palabra, ni una solitaria letra.
¿Dónde dejé tanto que contar? Podría decir que no me pasó nada importante -o al contrario-, o que tengo una vida tan intensa que no me deja tiempo para escribir ni media. Podríamos pensar que mi delirio interplanetario llegó a oídos indebidos y decidieron atarme a una cama (oh sí, más quisiera yo..) y sacudirme los sesos con buenos calambrazos de esos que te formatean el sistema operativo. Podría inventarme mil razones por las que no me he dejado caer por aquí en tanto tiempo -y ciertamente, todo lo que acabo de contar podría ser un poco cierto-, pero lo que básicamente me ha hecho estar tan perdida es, en verdad, un batiburrillo de cosas tales como tener el ordenador roto, usar mi tiempo online para cosas más fructíferas, hiperintimidación por parte del puntero, diarreas mentales al pensar en contar algo en concreto y, más aún, empleo de mi libertad de expresión de forma selectiva y no comunitaria.

Hace unos meses dí paso a una de esas fugas disociativas que desconectan la parte social de mi organismo y con frecuencia me lleva a estados reflexivos donde suelen pasarme muchas cosas y todo se queda así, bajo la manta. Estos estados aparentemente nocivos para la salud suelen ser, por lo general, la fuente de alimentación que me permite tomar impulso y encontrar suficientes aspirinas para aguantar temporadas en la superficie rodeada de acontecimientos que, por norma general, prefiero no ver ni ser partícipe de ellos. Hablando claro, desconecté un poco del mundo porque el ruido me iba a reventar los tímpanos. Hay gente que cuenta de vez en cuando hasta 10 y con eso es suficiente, pero mi "modus" suele ser un tanto diferente. Acumulo números hasta que se me olvida cómo podría mencionarse dicha cifra mental y entonces, ¡pluf!, me retiro a un rincón a contar tranquilamente. Creo que ha sido uno de los recuentos más largos de mi pequeña historia.

En este tiempo me ha dado tiempo a ver, leer y oír demasiadas cosas. Y cuando digo demasiadas, me refiero a demasiadas. La libertad de expresión es un arma de doble filo: siempre hay alguien que acaba perdiendo la cabeza, pero nunca importa. It's free! Y así es cómo una tiene que leer opiniones personales sobre algunos temas que ni les van ni les viene y lo mejor de todo: juicios sobre tu persona.
La gente tiene ese gran defecto, habla sin saber de la misa la mitad, pero eso no es tan malo, peor es cuando uno se autoinvita a la misa, se convierte en monaguillo, agarra el cirio y grita a los cuatro vientos que ¡por Dios mereces ese cirio en tu culo! Entre tanto, me he comprado una crema genial para las almorranas que dichos acontecimientos me han provocado. La recomiendo, es como si te untaras vick vaporub en el ano y notaras ese frescor increíble en el recto que te hace caminar como si jamás te hubieran clavado nada. Un ojete impoluto. Luego están esos que asisten a misa esperando que sea tu funeral, y deciden apoyar al que antes ponía de vuelta y media. Se llama complejo del mal follao. Las iglesias están llenas de personas de ese tipo, y sin sonar machista, la mayoría de ese sector está compuesto de clérigas bolleras y aburridas en sus vidas huecas rellenadas de historias que sólo suceden en sus cabezas. Tienen prisa por enterrarte, mucha, tanta que se sientan a hablar del prójimo sin ver la paja en su propio ojo (yo les recomendaría invertir ese tiempo en hacerse unas cuantas, es un buen relajante muscular). Luego está la misa en sí misma. Escuchamos que Moisés con un palo abrió el mar en dos y nos lo creemos a pies juntillas. Nadie lo ve, nadie conoce directamente a Moisés ni a ninguno de los presentes en dicho evento digno de página en Facebook pero todo el mundo lo cree como tal, un milagro. Y os diré una cosa, no os estaréis enterando de una mierda, pero fijo que alguno si que pilla por donde van los tiros y se da por aludido. Y os diré algo más: los milagros no existen. Siempre es menos, ¿recuerdas?. Las historias contadas no son verdades absolutas, son versiones de algo que ha pasado desde el punto de vista del cura encargado de la misa. Y cuando cuentan tu historia una puede respetar, entender y comprender que quien lo haga, lo haga así, pero cuando meten el hocico quien no sabe, te arden las entrañas. Pero así es la libertad de expresión. Cuando otros la usan tienes que joderte porque es un maldito país libre y ¡por favor! son sentimientos, pero cuando la usas tú es otro cantar. En fin, para ser sinceros, no quiero ser cura ni dar misa. Me retiré por el momento del oficio pro respeto a Dios, Moisés y más aún, por mí misma.
Hace unos meses, hablando sin metáforas raras y aburridas sobre religión, sentí que me había llevado la decepción más enorme por parte de la persona que menos me lo esperaba, con circo alrededor incluido (o misa, si no queréis perder el hilo). Cuando pasó decidí tragarme el dramatismo que me chorreaba por los poros, intenté racionalizar y ni tan si quiera hice algo que me moría de ganas de hacer: mandar a tomar por culo a gente a la cual si no veo más en mi vida ni me va, ni me viene. Hoy mismo abrí las redes sociales e hice borrón. Si la gente tiene el derecho de hacer lo que siente cuando y como quiere, 2012 va a ser el año en el que vengan como vengan las cosas, voy a dejarme en el cajón el muro de contención emocional que tan fácil le pone la cosa al mundo a mi alrededor mientras yo me inflo, me inflo y me hincho conteniendo algo que me muero por gritar: gracias por enseñarme a ser diferente, 2011.

Por cierto, y ya sin tono destructor -señoras que se acaban de expandir el hemoal y el frescor la convierte en una mujer nueva y feliz-, mi propósito en 2011 finalmente se cumplió a nada de terminar. A veces ser feliz depende de lo egoísta que estés dispuesto a ser.

Comentarios

  1. Siempre depende de ese egoísmo...y a la vez es un altruismo total.

    ResponderEliminar
  2. has dado en el clavo. sabes lo que pasa? simple: que hay mucha niñata suelta por ahí, y a quien le guste lamerse sus heridas sin propósito de cura en público, que lo haga, supongo que hará que se sientan mejor.
    pero mejor curarse de verdad y mira yo cuando me pongo la pomada (por cierto buenísima) lo acompaño de esta canción a modo de ritual :P
    http://www.youtube.com/watch?v=dX4nh5xBEBY

    muy grande tú. sí.
    mua!
    T.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hazte pajas positivas

Libreta. 4 de junio de 2023.

Querida Yo