Cara morada

Y llega octubre y con él vuelve se alejan las noches dando vueltas buscando el lado fresquito de la almohada y de las sábanas. Y entonces llega el tiempo del pijamita largo y de taparse, de Sombra calentando mis pies, o mis brazos, o no sé, la piel.

Eso de que Dios aprieta pero no ahoga se está pirando de madre. Estoy morada y al mismo tiempo las burbujas de oxígeno parecen exageradamente buscadas a dedo para autoconvencerme de "otro poquito más". No entiendo a qué juega la vida, pero cuando salga de ella espero hacerlo subiendo esas escaleras como Jim Carrey en el Show de Truman y como los prisioneros saliendo de la cueva que tanto le gustaba a Platón.

Sigo flotando suspendida de una mierdecilla de lazo agarrado al esternón. Sigo en proceso de dejar(me) ir.

He dejado de buscar. ¿El qué? Pues ya me contarás, que yo no lo tengo muy claro.


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