Uno es lo que es después de una paja. (Fisioterapeuta que no logró que tuviese cuádriceps pero que era divertido como pocos). Soy un gran defensor de las pajas. Hace unos años escribí una obra que se llamaba El Club de las Pajas. Mi pasión por las pajas proviene de la mala prensa que tienen. Siempre se habla de ellas con coña, con humor, como chiste, como una cuestión de segunda división. A mí me intrigan mucho las pajas, sobre todo lo que se esconde tras ellas. A veces es pasión no conocida, a veces amor desmesurado, a veces sexo, a veces vergüenza, a veces deseos ocultos. Las pajas dan más información de una persona que todos los datos que preguntemos. "Uno es lo que es después de una paja." Eso me dijo un fisioterapeuta. Me explicó que después de hacerte una paja, quien queda eres sólo tú. En esos dos o tres minutos después de la masturbación aparece la esencia de quién eres. También decía: "Las pajas son como suicidios exteriores. Es como matarte por fuera&quo
Las paredes de mi cabeza son diques de contención a punto de reventar. Dos días con migrañas, Diazepam para dormir y alguna que otra lágrima para compensar. Por suerte, tengo el coche. He metido en mi totebag verde Matcha mi toalla a rayas blanca y mostaza, protección solar, un libro empezado y esta libreta. Al hombro, una sudadera que en breve tendré que ponerme y, ante mis ojos, un mar revuelto que huele diferente. Un avión cruza el cielo dirección Sol, a mi izquierda una pareja tumbada impasibles a esta brisa fresquita y, a mi derecha, tres amigos con una guitarra tocando temas en inglés, de tranquileo. Aquí, no siento los diques. En el horizonte imagino que no hay nada más, que todo acaba y que allí, nada importa. Solo paz. Necesito paz. Estoy perdida.
Queridos Reyes Magos: Tranquilos, no se trata de ninguna carta que llegue a pediros cosas a destiempo, ni tan si quiera es una carta que llega a destiempo a pediros cosas. Me dirijo a vosotros porque a veces no tengo muy claro a quién lo hago y, dadas las fechas y todo lo que les rodea, tampoco me pareció tan mala idea. Llevo medio año sin asomar por aquí, aunque reconozco haber estado escribiendo en algún que otro momento crítico en mi libreta de los desastres. Sé que este ha sido siempre mi vertedero emocional, pero hasta cuando se trata de verter la basura, una debe conocer los límites establecidos. El año ha estado repleto de movidas que me han tenido oscilando en la cuerda floja entre la desesperación y la supervivencia. Tengo la sesnsación de que cuanto más siento y trabajo en mis cosas, más vulnerable me vuelvo. No creo que esto se quede en sensaciones, pero aún estoy aprendiendo a abrazar mi fragilidad sin ostigarme ni castigarme por ella. En terapia también tuve fluctuacione
Creo que lo único que merece la pena del vídeo es la camiseta de Quagmire del ¿japo? ¬¬
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