Resilio

Resiliencia. Capacidad que tenemos las personas para superar, sin más, sin coletillas. Capacidad humana de superación, de adaptación. Me importa una mierda lo que sea para otros seres pensantes, para mí, la resiliencia es una obligación de mayor o menor arraigo, pero una obligación.

Bien, supongamos Situación A estresando considerablemente las bases de Sujeto A. Nuestro sujeto siempre va a tener dos opciones principales que de algo nos van a sonar a todos: lucha o huida. 

La lucha supone una oposición, un enfrentamiento, llegar a sobreponerse, un a pesar de, una resignación. Termina siendo conocida como superación, pero nada más lejos de la realidad. Al respecto solo se puede añadir que todo es superable en la vida, hasta la muerte de un hijo (como nos dijo una profesora en clase hace ya unos años). Ahora, todo con sus tiempos, sus mecanismos de defensa, sus trucos, desarraigos, consumo propio y ajeno. Digamos que Sujeto A, en un principio, aunque quisiera marcar la casilla huida, por cojones va a pasar por un proceso compensatorio impuesto por mera supervivencia social (e individual). 

La huida, que parece tan sencilla, es tan solo un mero truco de escapismo que pocos consiguen alcanzar de forma exitosa. Digamos que, de conseguirlo, simplemente estamos hablando de desaparecer, de no aceptar contrarrestar, ni adaptarnos al cambio. Si resiliencia es aceptar que toca vivir, el suicidio es aceptar un final alternativo, es aceptar el final. Sin más.

Todo tiene un engaño de base. Si piensas en resiliencia y suicidio no piensas en lucha o huida, en vida o muerte. Piensas o que los resilientes son los demás o que ole tus ovarios/cojones, porque cuando todo está feo, usas esa resiliencia interna que parece que tienes tú y ya. 

Pero no, estamos obligados a la resiliencia, porque suicidarnos está feo, es políticamente incorrecto, cosa de pecadores, cobardes, egoístas, enfermos mentales, débiles de espíritu,... Así que, por mucho animal libre de elección, socialmente estamos forzados a la supervivencia, cueste lo que nos cueste, por muchas ganas de salir corriendo que puedas llegar a tener.

Y así nos vamos moldeando, como el perfil de un acantilado a golpe de temporal. Así disfrazamos de fortaleza lo que en verdad se llama aceptar el cambio (o resignarnos). Tal vez en dejarte ser está la clave, soltar, aceptar el golpe, las adversidades. Oponerse, que a fin de cuentas es lo que uno termina haciendo, retrasa ese momento de gloria que nos encanta bautizar como la grandilocuencia de estar vivo. Salir del paso y decir: eh! que sigo vivo!

Se dice que la depresión es un exceso de pasado y la ansiedad un exceso de futuro. La resiliencia es bailar por la linea temporal y usar esa palabrota para creernos mejor. Resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar». Algunos hasta se la tatúan. Bendita ingenuidad.

En fin. Valientes. A cada cual con sus taras.