Operación ¿Wakaké?

Me encanta la ropa de invierno. Me encantan los calcetines gordos, los pijamas de pelillo, las batas Alcántara, los jerséis y las bufandas, los guantes y las mil capas en la cama para dormir. Me encantan las chimeneas, las estufas, las mantitas, los abrazos. Bueno, los abrazos depende. 
Estoy resfri, y por tanto estoy blanda, sensible y vulnerable. También me quejo un poquito. En fin, que no se me debe tener muy en cuenta. 

Parecía que el frío se había ido a la puta pero va a ser que no, ha vuelto y con él las cien capas de ropa (y el resfri). No puedo decir que no me guste pero ya estaba disfrutando de un poquito de sol. Este invierno se ha hecho notar como los yogures de José Coronado: por dentro y por fuera. 
Joder, yo antes no era así. Antes odiaba los pijamas para Reyes, los calcetines o ir como una cebolla. Antes era barriguilla al aire y de topless en la playa (no se me fueran a quedar marcas). A día de hoy...¿moreno? ¡Mi animal mitológico favorito! Bueno, tal vez es porque mi "antes" ya se remonta a quince años atrás. Madre mía, los años.

Me he vuelto una señora y una blanda. Y que además tiene un color un poco a lo Edwar Cullen, (me falta la purpurina). Ya dudo volver a bajar de los 50 kg, estoy en proceso de conversión a lo Carmen Machi pero sin su filmografía. Pero tampoco es que me importe mucho, ¿eh? a veces me dan esos brotes que toda mujer tiene en mayor o menor medida que va del "me sobran 2 kilos" al "estoy a dieta ETERNAMENTE". Ay, y las ojeras, los granos por los cambios hormonales, los pelos,.... Vaya, que eso de aceptarnos sin tanta presión ya si eso. 
Bueno, que yo no me libro de autocríticas absurdas, ¿eh? Hace poco me despedí de las bragas de la talla S y de los pantalones de la 36, creo que fue un duelo parecido al que sentí cumpliendo los 30. Malditos y bonicos 30.

Peso más, tengo más arrugas, ya no puedo ir enseñando el ombligo por ahí sin ser socialmente juzgada, mis piernas están llenas de cicatrices, mis ovarios envejecen y si quiero ser madre me queda poco tiempo para currármelo (que no todas tenemos el dinero de la Ana Rosa Quintana). Pero me encantan los pijamas de pelillo, los calcetines gordos, los planes de manta y peli, la talla 38 (ó 40, o cómo decidan hacer las tallas, que yo ya no me aclaro), la M, los 30. ¿Los nuevos 20? Bah. Tampoco estoy tan mal, no ganaría unos Juegos del Hambre pero me podría cargar a unos cuantos (¿a los niños?).

Que sí, que estoy resfri, que me gustan las cosas calentitas, los jerséis, y hasta los abrazos.

¡Y viva Carmen Machi!


Comentarios

  1. Libres domingos y domingas!! Fuera prejuicios y a enseñar lo que es tuyo morena!
    PD: Gracias por darme el placer de leerte, por dejarme formar parte de tu historia. Nunca dejes de escribir, siempre escribe un poco más cada día, solo un poquito más, haces que por unos minutos el egoismo por pensar en nosotros mismos lo dejemos a un lado para meternos en tu historia de lleno. Solo una vez más, gracias.

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